Ourense cuenta lugares icónicos que deben formar parte del itinerario de cualquier viajero. Las pozas de Melón están incluidas dentro de este «privilegiado grupo, por méritos propios.
El monasterio de San Julián fue fundado por monjes cistercienses de Montederramo en 1170 como recoge una inscripción situada en una de sus dos portadas. En el siglo siguiente cambiaría su advocación original por la de Santa María, que era la habitual en los cenobios del Cister.
El Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil se encuentra en Parada do Sil municipio rico en paisajes de gran belleza.
En el año 1830, surge el emblemático Teatro Principal de Ourense, cuya historia se entreteje con las raíces y pasiones de la ciudad. La leyenda cuenta que su fundación fue impulsada por el liberal Santiago Sáez, quien, tras enfrentar problemas al intentar ingresar a otro lugar donde se realizaban obras de teatro y actos culturales, decidió erigir un teatro propio.
Situado a medio camino de Presqueira y Bouzas, en el concello de Baños de Molgas, se encuentra el cruceiro de San Vitorio, uno de los más llamativos de la provincia de Ourense.
El balneario de Cortegada de Baños nos transmite una imagen idílica del termalismo, fundiéndose armonicamente con su entorno.
Es la primera mansión viaria que nos encontramos en el camino de la vía XVIII al adentrarnos en el actual territorio de Galicia.
Construida por el legado Caio Calpetanus Rantius Quirinalis Velerius Festus en la segunda mitad del siglo I D.C., la Vía Nova se extendía originalmente a lo largo de trescientos dieciocho kilómetros.
A unos tres kilometros de Bande, entre O Baño y Quintela se encuentran los restos de Aquis Querquennis, Campamento militar romano ocupado entre el último cuarto del siglo I y mediados del siglo II. Su nombre proviene del pueblo que ocupaba la zona los quarqueni o querqueni.
El Monasterio de San Pedro de Rocas es un recinto antiquísimo, tosco, casi primitivo, testigo de los primeros asentamientos eremitas en estas tierras.