A Agulla do Demo, nos invita a reflexionar sobre la importancia de la integridad, la ética y las consecuencias de nuestras decisiones, así como sobre la naturaleza de los deseos humanos y los compromisos que estamos dispuestos a hacer para alcanzarlos.
Los monjes benedictinos del monasterio de Santo Estevo de Ribas do Sil, en Nogueira de Ramuín tenían interés en la construcción de un puente que les permitiera atravesar los ríos Sil y Cabe para acortar las distancias entre Ourense y Monforte haciendo de este modo más fáciles las idas y venidas de sus recaudadores.
Insistieron ante el Rey Felipe IV, pero nada consiguieron pues sus deseos se oponían a los intereses de los influyentes condes de Lemos. El viejo puente de madera había quedado prácticamente inutilizado debido a las crecidas del río y para cruzarlo solamente disponían de pequeñas barcas que ante cualquier percance se hundían.
Pero los monjes no desistieron en su empeño y trataron con el incluso diablo la construcción del ansiado puente. El trato que hicieron, obligaba al diablo a hacer un puente resistente, de una piedra, en el plazo de una semana, a cambio del cual los monjes le entregarían sus almas y las de todos sus compañeros del monasterio.
El diablo comenzó los trabajos construyendo en un sólo día un pilar que serviría de soporte al puente. Pero al segundo día, los monjes se echaron atrás pensando que el precio a pagar era demasiado elevado. Prefirieron salvar sus almas de la condena eterna y quedar sin puente.
Como prueba del trato roto por los monjes benedictinos de Ribas do Sil, aún se puede ver el pilar construido por el diablo, una piedra muy afilada llamada Agulla del Demo (Aguja del Diablo) en Abeleda, en la parroquia de Santo Estevo de Anllo en el ayuntamiento de Sober.
