Hablar de Galicia sin mencionar las excelencias de su gastronomía es poco menos que sacrílego y es que, ya sea de Norte a Sur o de Este a Oeste, Galicia está para comerla.
La geografía gallega está llena de delicias culinarias prestas a despertar todos nuestros sentidos, bocados únicos con sabor a mar o la montaña que, en compañía de un bueno vino, se convierten en una razón de peso para amar esta tierra.
Si alguna vez has soñado con un lugar donde el encanto tradicional se funda con la brisa del mar, Combarro, un pintoresco pueblo situado en un rincón idílico de las Rías Baixas es el destino perfecto para ti.
Por más que muchos se empeñen en compararla con otros lugares, Galicia es única e irrepetible. Las cuatro provincias gallegas comparten el encanto mágico del agua que da la forma a abruptos cañones y acantilados, la serenidad de frondosos bosques centenarios y por supuesto, una riqueza gastronómica que trasciende más allá de sus fronteras. El susurro gallego llega cada vez más lejos y con más fuerza y el vino es uno de sus grandes embajadores.