Por más que muchos se empeñen en compararla con otros lugares, Galicia es única e irrepetible. Las cuatro provincias gallegas comparten el encanto mágico del agua que da la forma a abruptos cañones y acantilados, la serenidad de frondosos bosques centenarios y por supuesto, una riqueza gastronómica que trasciende más allá de sus fronteras. El susurro gallego llega cada vez más lejos y con más fuerza y el vino es uno de sus grandes embajadores.
Situada en el segmento noroeste del litoral gallego entre Vila de Caión y el ayuntamiento de Muros, «A Costa da Morte» traza una línea de separación entre las Rías Baixas y las Rías Altas aunque, por su perfil y altura, se asemeja más la estas últimas que a las primeras.
Alrededor de las fuentes termales de As Burgas se formaría el primitivo núcleo de población de la ciudad de Ourense. Los principales manantiales son la Burga de Arriba y la Burga de Abajo.
A unos tres kilometros de Bande, entre O Baño y Quintela se encuentran los restos de Aquis Querquennis, Campamento militar romano ocupado entre el último cuarto del siglo I y mediados del siglo II. Su nombre proviene del pueblo que ocupaba la zona los quarqueni o querqueni.