La leyenda de la torre de Hércules nos invita a reflexionar sobre la persistencia del héroe frente a la adversidad, la inevitabilidad del destino y el legado perdurable de las hazañas heroicas. Nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, la valentía y la determinación pueden llevarnos hacia la victoria y la creación de un futuro mejor.
Además, la ciudad de Cruña (Coruña) se convierte en un monumento viviente a la valentía y la determinación de Hércules, recordando a las generaciones futuras la importancia de enfrentar los desafíos con coraje y perseverancia.
Existe una antigua leyenda que no da por muerto a Gerión después del décimo trabajo de Hércules. Dice que el héroe griego aún tuvo que perseguir al tirano desde la costa gaditana hasta la gallega. Viendo Gerión que llevaba bastante delantera a su adversario, improvisó un refugio para esconderse en unas altas rocas y se echó a descansar. Pagó cara su imprudencia. Hércules llegó al amanecer y, tras un intenso combate que duró tres días, acabó por darle muerte. Para conmemorar su victoria, el semidiós levantó una gran torre en su nombre y en su base dejó enterradas las armas y el cráneo de Gerión (en este relato no se cuenta que tuviera tres). En aquel mismo lugar fundó una ciudad que tomó el nombre de la primera de sus habitantes, Cruña (Coruña).