San Cibrao de Las

Castro de San Cibrao de Las

El castro de San Cibrao de Las es un yacimiento que, por su configuración formal y monumental, constituye un verdadero arquetipo de los castros de la etapa final de la cultura castreña, coincidente con la romanización del noroeste peninsular.
Las excavaciones se realizaron en tres fases muy separadas en el tiempo: Entre 1922 y 1925 las dirige don Florentino López Cuevillas; se paralizan después hasta 1948-49, fecha en las que reanuda las obras don Joaquí­n Lorenzo Fernández.
Finalmente desde 1980 se produce el reinicio, con nuevas excavaciones y la recuperación de las descubiertas anteriormente.

Estructura del castro de San Cibrao de Las

La importancia histórica del yacimiento de San Cibrao de Las se vincula con la primera sistematización de cultura castreña realizada por Cuevillas. Pero también resulta importante por su propia grandiosidad y por la ventaja de conocer su nombre antiguo: Lansbricae, que aparece en una de las tres inscripciones aparecidas hasta el momento.  Una en la puerta del oeste del recinto central, fragmentada; otra, breve y sobre una roca con una dedicatoria a Iuppiter; la tercera, una ara dedicada a Bandua Lansbricae, en la que se reconoce a raí­z del topónimo local, testimoniado también por algunos documentos medievales.

Castros - Castro de San Cibrao de Las

La croa, recinto central, está delimitada por una muralla simple, aunque fuerte – alcanza en algunos puntos tres metros y medio de ancho – de cachoterí­a y bolos graní­ticos. La altura actual es pequeña en relación con la conservada en el tiempo de las primeras excavaciones. El acceso a la parte alta se hace por escaleras incrustadas en la muralla, sencillas o de doble derrame, o con piedras sobresalientes del muro, desconociendo cómo era el remate y altura total de estas murallas.
Las entradas de este recinto se abren en los extremos del eje este-oeste, defendidas con cubos y, en éstos, unas habitaciones como cuerpos de guardia, con rebanco corrido. En el interior del recinto se excavaron varias construcciones, por lo de ahora todas aisladas y de planta diversa, algunas con piso enlosado y en una de ellas, aprovechando el piso, un hermoso relieve de un trisquel.

Segundo recinto

El segundo recinto es muy amplio y tiene sus defensas muy reforzadas en los sectores del sur y oeste con foso, segunda muralla, foso y un parapeto delantero del que solamente quedan los alicerces. El foso se excavó directamente en la roca base, que sirvió de cantera para las murallas.

Las puertas del segundo recinto, de carácter también monumental, no tienen una orientación tan definida como las del recinto central, conociéndose en la actualidad tres: una al sudeste; otra al sur, y la tercera al oeste defendida por un muro delantero con su propia puerta. Tienen también cubos laterales y cuerpos de guardia.
Próxima a la puerta de poniente está la fuente-aljibe, original construcción realizada alrededor de una mina de agua y un depósito anexo, con escaleras para descender hasta el fondo en la época de sequí­a y que permití­a, en las de abundancia, el rebose a través de un pasadizo cortado en la muralla que desagua en el foso y que en su tiempo, al igual que la mina, se debió cubrir con falsa bóveda.

Castro de San Cibrao de Las

Las excavaciones en este segundo recinto revelaron la existencia de una trama urbana, con calles perimetrales y transversales, algunas de gran amplitud y enlosadas y otras simples caminos, que aparecen formando grupos organizados, con acceso desde la calle a un espacio común al que abren las puertas de varias construcciones, definiendo claramente lo que se llama casa-patio, aunque hay otras de tipo más sencillo.

No todas las construcciones de una casa-patio son del mismo momento, ya que es fácil observar reformas y añadidos, aunque resulta difí­cil precisar la cronologí­a concreta, pues los niveles ocupacionales presentan materiales muy homogéneos.
Los materiales recuperados en las excavaciones, muy variados, se pueden ver en el Museo Arqueológico Provincial de Orense.